2 de julio de 2010

Manejo de la publicidad de la campaña política 2010

Luego de definida la presidencia colombiana para el periodo 2010-2014 vienen los balances. Indudablemente las elecciones de mayo generaron todo tipo de expectativas, mientras que las de junio cumplieron un trámite formal. ¿Las campañas políticas se independizarán de las grandes empresas mediáticas? ¿Las redes sociales realmente reflejaron el voto de opinión? ¿El protagonismo de las nuevas tecnologías de la comunicación es directamente proporcional a la pérdida de confianza en los medios de comunicación tradicionales?

En este escrito, el profesor Leonardo Agudelo invita a reflexionar sobre el manejo de las imágenes y el uso de nuevas tecnologías de la comunicación en las campañas presidenciales.

Manejo de la publicidad de la campaña política 2010




Leonardo Agudelo Velásquez.
Historiador e Investigador
Grupo ciudadano por el derecho a la Información.

La publicidad es una de las decisiones estratégica del staff de cualquier campaña. Busca captar a mentalidad del votante, colocando en ella mensaje sobre el futuro que proveerá su candidato. Con el tiempo la publicidad se ha convertido en una especie de libreto que se actualiza gracias a la asesoría de los estrategas del mayor mercado político del planeta: las elecciones de los Estados Unidos. De allí el uso sistemático de la redes sociales en la actual campaña. Inspirándose en la estrategia de campaña de Obama en el 2008, cuando hizo de Internet un pilar de sus comunicaciones y logro independizarse del poder de las grandes cadenas de medios de EE.UU.

El uso de Fecebook, Twitter y Youtube, ha tenido una profunda incidencia en el mercado electoral, estructurando de una manera más independiente lo que en Colombia se ha llamado el voto de opinión. La constatación del poder de las nuevas tecnologías de la comunicación o Tics, es uno de los aspectos más fascinantes que debe analizarse luego de haberse conocido el nombre del nuevo presidente de Colombia, porque permitirá contrastar sus resultados electorales, con el peso de la estrategia por Internet de la campaña ganadora. Esta llegada de las nuevas tecnologías a un terreno tan decisorio como una campaña electoral es debido a la perdida de credibilidad de los canales tradicionales de comunicación como la prensa escrita, la televisión y la radio, dedicada cada vez mas a entretener o banalizar la información, dejando así de informar, lo cual sigue siendo un gran negocio, por ello gran parte de pastel de la publicidad se está deslizando al ciberespacio.

Algunos spot televisivos del partido de la “U” no mostraron a su candidato, solo su logo, lo cual permite pensar que el rango de acción de una campaña que tiene que cargar a cuesta el desgaste de ocho años de la política de Uribe, necesitó un recurso fuerte para colocar sus mensajes en el electorado, ansioso de otro horizonte distinto al de la seguridad democrática: del “Retroceder no es una opción”. Ofrecer 2.500.000 empleos para los colombianos, como parte de la profunda cirugía mediática que sufrió la campaña de Santos a comienzos de mayo, lo llevó a adoptar la consigna: “Unidos podemos: unidos como debe ser”, como una especie de paliativo a las denuncias de los presidentes como Chávez en Venezuela y de Correa en Ecuador frente a lo que entonces se vislumbraba como una posible presidencia de Santos. La campaña de Santos se inclinó por mensajes conciliadores y se alejó un poco de la radical retórica Uribista. En término de medios tradicionales, hay que decir que la publicidad de la campaña de las elecciones de 2010, se caracterizó por la mesura, con algunos conatos de guerra sucia, cuyo centro fue la campaña de Juan Manuel Santos, debido a la llegada del estratega J.J. Rendón de quien se rumoró, fue el artífice de la estrategia de bajos recursos.

La campaña de Antana Mockus, se consolidó como una verdadera novedad en el espacio electoral colombiano. En términos de estrategia, fue una repetición a mayor escala de su forma de captar el voto de opinión en Bogotá cuando fue elegido alcalde mayor de la capital. Su logo, fue una copia del logo del Partido Verde Ecologista alemán: un girasol. Su slogan permaneció constante: “la legalidad democrática”, como una suerte de redefinición de la Seguridad Democrática, que olvidó el mínimo decoro que reclaman la presentación de los resultados. El aspecto más fascinante de la Campaña de Mockus no solo fue su manera de hacer política, sino la forma como una mano invisible lanzó sobre ella rumores sobre la nacionalidad del candidato, sus intenciones de acabar con el Sena y con el plan social bandera del gobierno de Uribe: Familias en Acción. En cuanto a la religiosidad, el afán de Mockus por resultar lucido e irónico a la vez, complicó que los colombianos promedio captaran la esencia de su mensaje. Las zonas grises entre la manera como el concibe el mundo y el resto de los 44 millones de sus compatriotas, han llevado a mas de un imitador a ganar audiencia. El tono de su publicidad escondió una suerte de lección de moralidad, generando en algunos la sospecha de una religión secreta y fundamental tras su discurso del balance pedagógico. Es interesante ver como uno de sus slogan, “La Unión hace la fuerza: junto por la legalidad democrática” repite el tema del rediseño de la campaña de Santos de la unidad nacional.

La idea tomada de Lucho Garzón y de Sergio Fajardo, de “construir sobre lo construido”, fue utilizada para caminar por surco electoral abierto por el uribismo, aunque se demostrado aburridoramente incansable: la seguridad. Sin embargo, este aspecto de la campaña del partido Verde, puede decirse, no fue coherente con otro de los pilares de la campaña de Mockus: el respeto a la vida.

Noemí Sanín no parece haber aprovechado de forma más extensa su mayor fortaleza: ser mujer. Luego de haber iniciado una campaña publicitaria basada en mujeres presidentes en el mundo, ha pasado a darle un contenido mas social, como el de devolver a los trabajadores derechos conquistados. Pero su publicidad no estuvo acompasada de una refrendación de sus habilidades en los debates de televisivos, que permitiera hacer creíbles las promesas expresadas en su publicidad.

Germán Vargas Lleras, tituló su campaña bajo el slogan: “Mejor es posible”. Ideológica y políticamente cercano a la política de Seguridad Democrática, pero distanciado de las resonancias oscuras de esta política de gobierno, en parte por el atentado de noviembre de 2005, sus spot televisivos apelaron a la estética de una caudillo, que tiene ciertos rasgos comunes con la publicidad que utilizo Luis Carlos Galán. Su página web fue una de las más elogiadas por la profusión de colores e imágenes. Sus debates televisivos mostraron un candidato amable, sensible, redimensionando la imagen que había construido la opinión pública, como senador estrella del primer periodo de la Seguridad Democrática.

El partido Liberal demostró en esta campaña un afán de jugar sentado en la banca, no revelando ni en su discurso, ni en su publicidad la voluntad de poder que lo hizo la maquinaria política más esplendorosa del siglo XX colombiano. El afán de mostrar a su candidato Rafael Pardo en una estética galanista con su slogan: “Vamos a hacer una Colombia mas justa”, lo sumó a otras campañas en la crítica al gobierno de Uribe en su falta de visión social, que permitió reforzar el poder de los ricos en base a debilitar las aspiraciones populares —vg. Carimagua, Agro Ingreso Seguro y Minga Indígena de 2008 —. Con su slogan, el liberalismo intentó volver al filón ideológico que lo hizo ser ese gran elector que fue hasta 1994.

Una campaña que merece destacarse por su épica, fue la del candidato Robinson Devia, con su movimiento la Voz de la Conciencia, que permaneció varios días encadenado en una huelga de hambre en la Plaza de Bolívar. Utilizando mínimos recursos financieros, su campaña fue una fiera denuncia contra la concentración de poder en el país. Su estrategia mediática se basó en el uso de internet, documentales y spot en DVD, en una reaccionando al desequilibrio informativo en los medios de comunicación.

La campaña del Polo Democrático Alternativo se benefició del excelente nivel de debate de su candidato Gustavo Petro, que no se concentró únicamente en el déficit social del gobierno de Uribe, sino en comunicarse con una política de cuarta generación para Colombia: derechos humanos, medio ambiente, equidad de género, tercera edad y educación.

El gran lindero entre las campañas presidenciales no fue el tema de la seguridad, sino la unidad y el cambio. Podría esperarse que el candidato que más credibilidad generara en estos frentes fuera el favorecido por la voluntad popular. No hay que perder de vista que estas elecciones fueron un punto de partida de la política colombiana en el tercer milenio.




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